En las antípodas de una Barcelona estereotipada y uniformizada, existe un inframundo acromático donde transcurre un flujo de realidades ajeno a lo inteligible, un marco donde la entraña del ser se expone sin tapujo alguno, un entramado de redes sociales que acaban por conformar celdas de muy distinto corte y realidad. El barrio, por tanto, es el nexo de unión de todo este tejido emocional, un espacio crudo donde sus diferentes componentes acaban por desvelarnos su verdadera condición, sin filtros, sin prejuicios, sin dogma moral que reconduzca la realidad. Bajo el umbral de la asepsia emocional, el devenir de los acontecimientos suma extraños compañeros de viaje que rigen sus vidas por extrañas leyes no escritas, dueños del secreto de su pasado y portadores de una esencia que rezuma barrio por los cuatro costados.
Este proyecto, todo y haber tenido como origen la ciudad Barcelona, ha tomado un giro con el transcurso del tiempo, ha virado hacia lo que he acabado denominando “un barrio de la mente”, una especie de imaginario mental donde se entremezclan aspectos de diferente calado, una narración de la realidad que acaba tornando en ficción descarnada, tomando de algún modo como referencia a la “Generación del 98” entre otros (Los dramas filosóficos de Unamuno, el esperpento y expresionismo de Valle Inclán o el talento narrativo de Pío Baroja).
Sin más complejidad, en definitiva, presento un conjunto de diálogos visuales que intentan homogeneizar el mutante discurso de la calle bajo el paraguas y el amparo de la libre interpretación que nos confiere nuestra mente, un relato visual que no pretende sentar cátedra sobre la verdad o la realidad, más bien ampliar los campos de la imaginación, una experiencia vital.
http://www.vice.com/es/read/oriol-minarro-fotos-barrios-barcelona
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