jueves, 30 de octubre de 2014

Swaggers en la puerta del Apple Store de Barcelona

"Adolescentes con una imagen cuidada hasta el último detalle se citan al lado del Apple Store, pasan la tarde allí, no entran nunca, ni siquiera usan Apple, pero se reúnen en torno al edificio de Apple, a escuchar música, hacerse selfies, ligar entre ellos o por Facebook, y a exhibirse ante el resto de transeúntes que pasan de largo escandalizados."

Dos vídeos virales han hecho emerger una subcultura adolescente que no tiene nada de alternativa, la de los nuevos milénicos que se reúnen en torno a las tiendas Apple.
Como tantos barceloneses,  el escritor y realizador Carlo Padial pasaba casi a diario por la esquina de plaza Catalunya con paseo de Gràcia, donde se ubica el gigantesco Apple Store, y se preguntaba qué hacían las decenas de adolescentes que se apelotonan allí, simplemente “estando”, haciéndose selfies en grupo, luciendo sus trabajados estilismos y pillando el wifi que les regala Tim Cook.
Ese fue el germen de un vídeo de menos de tres minutos que rodó para la web Playground y que ya lleva un millón de reproducciones entre Facebook y YouTube. Este vídeo y su secuela, grabado en la discoteca Famee, también de Barcelona, han servido para arrastrar a la superficie y a los medios mainstream (como éste) una subcultura que en realidad no tiene nada de subterránea, los swaggers.

Jovencísimos, consumistas, y desacomplejados, los swaggers –el término viene de swag, un término análogo a rollo o tumbón que popularizaron los raperos fanfarrones a principios de siglo– son los verdaderos milénicos. No es que “crecieran” con el nuevo milenio como los veinteañeros a los que se suele dar esta etiqueta, sino que muchos nacieron ya pasada la frontera del 2000.
Algunos de sus comportamientos son idénticos a los de cualquier grupúsculo urbano que les precede. Se visten para llamar la atención y con un sincretismo de estilos, igual que hacían los peacock mods que se paseaban por la tienda Biba (sin comprar) en el Londres swinging, dándole vueltas al mismo foulard de paramecios para que pareciera nuevo. Pero otros de sus rasgos son radicalmente contemporáneos, como su manejo 100% profesional y marketiniano de las redes sociales.
“Se organizan de manera absolutamente sistematizada y siguiendo una estructura piramidal”, explica a Verne Padial. Y eso se puede comprobar en su segundo vídeo, titulado Famee y Popus: la gran locura swagger.
Los “popus” son los populares, los cabecillas de lo swag, “gente atractiva y con actitud”, según el realizador. Los popus suelen ejercer de RRPP de las discotecas pero no lo hacen solos. Crean su propio equipo de delegados, su ejército de chavales que se encarga de dinamizar a la audiencia en Facebook y arrastrar gente a las fiestas. Éstas, que tienen lugar en clubs como el Illusion, siguen el clásico esquema del club light: no se sirve alcohol, empiezan a las cinco de la tarde y puede entrar cualquier mayor de 14 años que lo pueda demostrar con su DNI.
Viendo las imágenes de los chicos bailando Dem Bow, una variante acelerada del reaggeton de origen dominicano que requiere un movimiento de pies y trasero pariente del twerking, cuesta creer que allí sólo se consuman refrescos. Claro que también tienen un importante papel como combustible las bebidas energéticas como Burn.
En cuestión de estilo, imperan los pantalones muy ajustados, los nano (no ya micro) shorts para las chicas, las gorras o los peinados que combinan zonas rapadas con tupé exagerado. Hay un obvio influjo hiphopero y puntos de convergencia con lo cani pero también hay quien le da un giro preppy, como el chaval (de impecable estilo) de los pantalones arremangados y la gorra roja que aparece en el primer vídeo o el de la pajarita del segundo.
Esa mezcla “entre lo cool y lo quillo” es la que fascinó también al fotógrafo Ramiro E, que ha hecho una serie sobre los swaggers del Apple Store. En conjunto, no es una escena que busque la uniformidad sino la individualidad, igual que tienen cero interés en situarse en los márgenes de la cultura o en ser alternativos (a nada). Lo suyo es la centralidad, también literal: por algo ocupan el centro mismo de las ciudades. En Madrid, por cierto, se reúnen en Sol.
Según Padial, que ha intentado acercarse al fenómeno “sin prejuzgar” y piensa seguir explorándolo en nuevos vídeos, los swaggers españoles “son chicos que vienen muy nuevos, no tienen miedo a nada y están muy mezclados. No creo que sean más consumistas que otra gente, lo que son es más puros. No tienen discurso irónico y sirven muy bien como imagen de lo que todos estamos viviendo. Todos queremos likes en Facebook, pero ellos lo hacen a lo bestia”. En efecto, una buena foto en el Illusion puede llevarse tranquilamente 5.000 “me gustas”.
Aunque el fenómeno es relativamente interclasista (más que el mundo cani), es obvia la influencia de la inmigración latina y en este caso, la diferencia se vive sin ningún tipo de estigma, como señalaban aquí, notando ese momento impagable del vídeo de Fame en el que el dj local Sweet Flow, tras hablar a cámara con su propio acento, un castellano peninsular bastante neutro, sube al escenario a montar su show y adopta un deje medio caribeño para decir: “Esa vainaaa”.
Begoña Gómez Urzaiz
http://blogs.elpais.com/verne/2014/11/swagger-tribu-urbana-apple-store.html
La cultura cani no tiene mucho que ver con los "swaggers".

"Adán y Eva" el nudismo poligonero toma la pantalla

"Adán y Eva": Desnudos frente al mundo
Con Adán y Eva Cuatro demuestra una constancia en programas de apareamiento realmente encomiable: a los ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, Un príncipe para Corina o Granjero busca esposa se une ahora este chico-busca-chica o chica-busca-chico en un paraje idílico (¿habrá chico-busca-chico o chica-busca-chica para disgusto del obispo de Alcalá de Henares?). La promoción del programa se pregunta: ¿pueden un hombre y una mujer aguantar dosis masivas de la pura verdad? Si la productora es capaz de resolver este dilema, y hacerlo de forma gratuita, en abierto, Cuatro debería llevarse el Príncipe de Asturias de la Concordia.
Isla de Mljet (Croacia), playa de Blace. Llegan nadando dos jóvenes totalmente desnudos: Sonia y Alejandro. Van en busca del amor. Se autodefinen a cámara. Ella: "querría un hombre guapo, cariñoso, simpático, con economía, una casa en la costa, con un buen coche... que lo condujera él, por supuesto", y matiza desde su aragonesa desnudez: "No soy chica de una noche". Vale.
Él: "Soy un poco golfo, un golfo bueno ¿eh?, y tengo mucho miedo al compromiso. Lo que quiero de una chica es que huela bien y que sea bien hablada". Se inicia el cortejo. Ella insiste en que no es chica de una noche. De pronto aparece Estela: "Me considero un bellezón y soy maquilladora de muertos", así, sin mas. ¿Pueden un hombre y dos mujeres aguantar dosis masivas de la pura verdad?, se preguntará la promoción del programa. "Me quedé muerta cuando vi que llegaba otra", confiesa la que no es chica de una noche. Muertos-muerta, podría ser un homenaje a los juegos de palabras de Cabrera Infante... pero no. Todo va muy rápido. Tonteos, celos incipientes y llega el cuarto, Luis: "Vengo a romper con todo. Las chicas me dicen que mi miembro es más grande de lo normal". Tiene posibles. Pequeño revuelo. A la moza que no lo es de una noche se le ponen los ojos del tío Gilito.
El del miembro y la maquilladora se van de cita por su cuenta. Se produce un diálogo que deseamos por el bien de España no escuchen los expertos del Informe Pisa. A ella no le gusta el arte, "bueno, me gusta Dan Brown y eso del museo de Da Vinci...", "a mí no me gusta leer porque soy muy vago, pero me gustan muchas cosas, soy polivalente...", "¡Huy!, con esa palabra me has matado. ¿Qué quiere decir?". En resumen: la que no era chica de una sola noche resultó serlo. Adán, Eva y la humana incoherencia.
Ángel S. Harguindey
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/10/22/television/1413963279_877285.html

 

Adán y Eva en Cuatro - El reality más friki: desnudos integrales, sexo, incultura y chonismo 

Adán, Eva y el láser de diodo 
Si Durero levantara la cabeza y viera —cinco siglos después de pintar su celebérrimo díptico Adán y Eva— a los protagonistas del programa homónimo de Cuatro, puede que no volviera a palmarla. O, al menos, no por el choque espacio-tiempo. Vería hombres y mujeres desnudos, como sus personajes bíblicos, y con los genitales realzados, como ellos, con afeites de distinta naturaleza. Los de los modelos de 1507, camuflados y adornados a la vez con ramas de manzano. Los de aquí y ahora, camuflados y puestos espectacularmente de relieve a la vez al despojarlos de la coraza del vello púbico. Porque, diga lo que diga la promo, en Adán y Eva, el concurso, más que en pelota picada, ellos y ellas van en pelota pelada.
Los concursantes del nuevo programa de citas de Cuatro van en cueros, sí. Pero no precisamente como su madre los trajo al mundo. El 100% de los siete concursantes vistos hasta ahora –cuatro hombres y tres mujeres­– en este espacio de búsqueda de pareja supuestamente a pelo —sin maquillaje, estilismo, trampa ni cartón ninguno—, salen con toda una producción encima. Todos se han sometido a un proceso de depilación integral, probablemente mediante láser de diodo, el método más solicitado hoy en los centros de belleza que proliferan hasta en el último rincón del último barrio marginal del país, sobre todo en esas latitudes. Aparecen, ellos y ellas, desprovistos de todo rastro de pelo en el cuerpo salvo de cuello para arriba. Ahí, sí, se sueltan la melena.
Alguno de los varones lleva barbas más o menos recortadas o hirsutas, y cabelleras más o menos salvajes o domadas a tijera. Pero lo más paradójico es, quizá, lo de alguna de ellas, que se sirve de extensiones capilares para poder cubrir sus pechos con la resultante cascada de pelo mientras luce el monte de Venus completamente al raso. Si algo ha quedado claro con este programa, más allá de que hay gente para todo, es que el pudor es libre. Que mostrar unos atributos da más vergüenza que otros. Y que la depilación integral es tendencia absoluta entre los concursantes de realities.
El 80% del millar de personas de entre 20 y 40 años que se presentaron al casting del espacio, sabedores de que la desnudez era requisito indispensable para ser elegidos, llegó “depilado de casa”, según fuentes de Eyeworks, la productora del formato. Los finalmente seleccionados no recibieron, aseguran, ninguna sugerencia al respecto, pero el porcentaje de rasurados se mantuvo más o menos estable. Veremos, por tanto, hombres y mujeres de pelo en pecho y en pubis en los ocho capítulos que quedan por emitir desde la idílica playa croata. Pero, de momento, ningun velo, por muy natural que sea, dificulta la visión de los aparatos reproductivos de los concursantes por parte de la audiencia. El misterio, si lo hay, está más en sus ojos que en sus sexos.
Ya lo sabía Durero. Hasta en la desnudez total hay artificio, pose y voluntad de estilo. Ya pueden desgañitarse Madonna, Cameron Díaz o Penélope Cruz con que el vello es bello. Aquí y ahora, triunfa la alopecia selectiva. Ante semejantes extremos, quizá la virtud esté, como dijo Aristóteles, en el término medio. Ni tanto, ni tan calvo.
Luz Sánchez-Mellado

viernes, 24 de octubre de 2014

Miguel Trillo "Afluencias. Costa Este Costa Oeste" Exposición en Tabacalera, Madrid.

 Madrid, 1989. (detalle)
 Texto en la entrada de la exposición escrito por su comisario Javier Díez.

 LAS AFUERAS
 Madrid, 1986. (detalle) 

"Sus modelos se enfrentan a la cámara con una mirada siempre directa, a la altura de los ojos, sin desprecio ni prejuicios, plena de tensión y fuerza, buscando algo nuevo y fresco, que descarte el tedio y nos lleve a la fascinación." 
Begoña Torres (en pág. 25 del catálogo editado con motivo de la exposición)

 Madrid, 1985.
 Vallecas, Madrid, 1985.
 Fuenlabrada, Madrid, 1990. (detalle)
 Madrid, 1987. 
 Madrid, 1986.  

La exposición que hasta el 19 de noviembre se puede visitar en Tabacalera no pretende ser una retrospectiva de Miguel Trillo aunque se muestren trabajos muy separados en el tiempo en las mismas salas pero uno se queda con ganas de ver más fotografías de la etapa madrileña de los 80. 
La etapa madrileña de Miguel Trillo ya merece una exposición individual por si misma, en esta parte se concentran las mejores fotografías de la exposición. Las zonas "este oeste" quedan mucho más homogéneas en la sala de Tabacalera ya sea por el uso del color o por el retoque digital en algunas de ellas de la parte de Marruecos tal vez de forma exagerada llegando al HDR.
Pasa mejor el tiempo por las fotografías antiguas que por las más contemporáneas donde se ven algo más forzadas las poses y estilismos juveniles globales. La era "MTV", los "burguer" y las "Converse" han atomizado una juventud que se comporta y viste de la misma forma ya sea en la ciudad de Nueva York o Casablanca.  
La exposición es un documento sociológico de nuestro tiempo, artístico y documental de excepción que viene acompañada de un buen catálogo con todas las fotografías expuestas salvo las diapos de la muy interesante mesa de luz instalada en una de las salas. Muy buena decisión también la de exponer juntos al mismo tiempo pero en diferentes espacios los trabajos de Miguel Trillo e Hiroh Kikai en Tabacalera. El montaje e iluminación es muy bueno así como la producción del proyecto para una de las exposiciones del otoño madrileño de 2014 esta de Trillo que merece la pena no perderse. 

José Jurado, octubre 2014.

 Dos visitantes contemplando la parte dedicada a Vietnam.
 Cuatro fotografías en Marruecos.
 Los Ángeles, 2012.
 Los Ángeles, 2013.

"El escenario global se ha vuelto más complicado que nunca ya que debido a la globalización y a Internet el mundo esta más conectado. Las modas tanto músicales como de vestir viajan rápido y podemos afirmar que hoy en día existe una cultura juvenil realmente global."
Gerry Badger (en pág. 41 del catálogo editado con motivo de la exposición)

 el culto al cuerpo queda muy patente en la parte de imágenes norteamericanas

 la mesa de luz con las diapositivas es de lo mejor de la exposición
 Por las paredes de la exposición hay también un recorrido a través de la historia reciente de los formatos fotográficos desde lo análogico a la era digital.

 En la última parte de la exposición se mezclan todas las ciudades y épocas en cuidadas composiciones.

Miguel Trillo el día de la inauguración. 

 La exposición “Afluencias. Costa Este-Costa Oeste” del fotógrafo Miguel Trillo se compone de dos series que, aunque distantes en el tiempo y en su localización (una, en color, nos sitúa en Vietnam, Marruecos y los Estados Unidos en la actualidad; la otra, en blanco y negro, está realizada en Madrid y data de los años 80), son parte de una misma visión. Inciden en tratar la periferia y la realidad de las tribus urbanas y las tendencias juveniles, siempre díscolas y a la última, frente a la centralidad.

En la serie en color se plantea cómo la estética emanada de los movimientos juveniles norteamericanos cala hondo y se impone en países cuya ideología dominante es el comunismo o el islamismo, lo más distante -se supone-; y en la serie en blanco y negro se muestra el “otro Madrid”, el de los barrios periféricos y las ciudades dormitorio de su entorno, más proclive al heavy rock, el hip hop o la estética gótica y alejado en cierta forma del glamour de la movida más pop. Y aunque solo esta última serie lleve el subtítulo de “Las afueras”, todo en realidad son afueras y periferias, costas extremas, parangonadas a los EEUU, al mundo anglosajón, el referente y epicentro de los movimientos y modas juveniles que originaron los sismos estéticos ocurridos en las últimas décadas.

La serie en blanco y negro de “Las afueras” en su mayoría nunca había sido expuesta por Miguel Trillo. Y las fotos en color de “Costa Este - Costa Oeste” se exhiben por primera vez en esta muestra de Tabacalera. Es el último proyecto del artista, proyecto intermitente iniciado en 2010 y acabado ahora en 2014, que le ha llevado por ciudades de tres continentes: el asiático, el africano y el americano. Seis capitales muy distantes (Hanói, Ho Chi Minh-Saigón, Rabat, Casablanca, Nueva York y Los Ángeles) unidas armoniosamente por la mirada atenta y reflexiva de Miguel Trillo en plena era de la globalización.

Texto extraído de la web de Promoción del Arte:

http://www.mecd.gob.es/cultura-mecd/areas-cultura/promociondelarte/exposiciones/exposiciones-temporales/afluencias-miguel-trillo.html

Tabacalera. Promoción del Arte
Hasta el 19 de noviembre 2014.
Entrada gratuita
De martes a viernes: de 12’00 a 20’00h.
Sábados, domingos y festivos: de 11’00 a 20’00h.
c/ Embajadores, 51. 28012 Madrid
Organiza | Ministerio de Educación Cultura y Deporte. Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes
Comisariado | Javier Díez